Oliverio Girondo

Oliverio Girondo nació en Buenos Aires (Argentina) el 17 de agosto de 1891 formando parte de una encumbrada familia, compuesta por su padre, Juan Girondo, por su madre, Josefa Uriburu, y cuatro hermanos mayores.
Sus primeros años trascurrieron en Buenos Aires, pero luego viajó a Europa, cursando estudios en Inglaterra y en París siendo expulsado del colegio al arrojar un tintero a un profesor que trató a los argentinos de antropófagos, señalando a Buenos Aires como capital de Brasil.

Volvió a Argentina para terminar sus estudios secundarios e iniciar la carrera de Derecho, aunque sus viajes a Europa prosiguieron con frecuencia. Lo fascinaron las lecturas de los simbolistas franceses y los pensamientos de Nietzsche.

Junto a otros grandes escritores, como Jorge Luis Borges o Leopoldo Marechal, se enroló en el ultraísmo escribiendo en revistas de esa corriente literaria, como “Proa” y “Prisma”, ubicadas como opositoras al modernismo, predicando la abolición de las formas rebuscadas y demasiado adornadas, la rima, la limitación de adjetivos y el uso mesurado de metáforas.

En su poesía se destaca la ironía, la crítica a las costumbres y una apreciación favorable a la vida cosmopolita. Escribió y publicó en Francia en 1922 “Veinte poemas para leer en el tranvía”. En 1924, en Argentina, fundó con otros escritores el periódico “Martín Fierro” que se editó hasta 1927; en 1925 apareció “Calcomanías” en España. Fue amigo de Federico García Lorca y de Pablo Neruda, durante la estancia de ellos en Buenos Aires en la década del 30. Datan de este período “Espantapájaros” (1932) y el relato “Intelunio” de 1937.

En 1942 escribió “Persuasión de los días”. En 1943 contrajo enlace con la poetisa Norah Lange. En 1946 se publicó “Campo nuestro”. En 1950 se dedico además, a la pintura surrealista.

En 1957 publicó “En la masmédula” donde se consagró como renovador y representante acabado de la vanguardia latinoamericana. Realizó asociaciones fonéticas, liberando al lenguaje de sus formas tradicionales, creando una especie de “superpalabras” (“en los resumiduendes del egogorgo cósmico” o “junto a las musaslianas chupaporos pulposas”). Con ellas plasma una temática que traduce un gran vacío existencial.

En 1961 sufrió un grave accidente que lo dejó postrado, aunque pudo viajar a Europa con su esposa en 1965, falleciendo dos años después, el 24 de enero de 1967 en Buenos Aires.