El poeta español Gerardo Diego Cendoya, integrante de la generación del 27 representó el grupo poético del superrealismo, uno de los movimientos literarios surgidos luego de la Primera Guerra Mundial, influido entre otros, por el poeta chileno Huidobro. Nos legó la construcción perfecta de sus sonetos en un sobrio estilo.
Su obra también se vio influenciada por sus colegas de la Generación del 27, como Federico García Lorca y Pedro Salinas. Compartían un interés común en renovar la poesía española mientras experimentaban con nuevas formas y estilos. Esta interacción enriqueció su creatividad y lo llevó a explorar distintas corrientes literarias en su obra.
Nació el 3 de octubre de 1896, en el municipio español de Santander, en el seno de una familia de comerciantes. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Deusto, doctorándose en Madrid. Fue docente, crítico literario y musical, director de las revistas “Lola” y “Carmen” y columnista en varios periódicos.
La crítica musical fue un ámbito en el que Gerardo Diego también se destacó. Aportó una mirada poética al análisis musical. Escribió sobre compositores contemporáneos y sus obras. Se destacó por unir la música y la poesía en artículos que aparecieron en diversas publicaciones de la época.
En 1918 comenzó su producción literaria, no habiendo sido, según sus propias palabras “un escritor precoz”, nacida su vocación de la lectura de los clásicos, como Lope de Vega, habiendo servido también su pasión por la naturaleza, la música y la pintura. En ese año se desempeñó como prosista en la “Revista General” perteneciente a la Editorial Calleja, luego de ganar un concurso literario.
En 1920 escribió “El romancero de la novia”, de estilo tradicional con influencia de Juan Ramón Jiménez.
Visitó París, y las corrientes vanguardistas como el creacionismo, comenzaron a notarse en sus obras, como en “Imagen” y “Manual de espuma” de 1922 y 1924 respectivamente.
Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1925 compartido con Rafael Alberti. En 1932 publicó “Fábula de equis y Zeda” y “Poemas adrede”.
Contrajo enlace en julio de 1934 con Germaine Marin en Toulouse, y en 1935 comenzó a dictar clases en el Instituto de Santander.
En la Guerra Civil española no estuvo contra el franquismo, por lo que no debió emigrar; y cuando el conflicto acabó, se trasladó a Madrid para trabajar en el Instituto Beatriz Galindo.
Durante el régimen franquista, Gerardo Diego mantuvo una presencia activa en la literatura española. Su dedicación a la cultura literaria a través de la educación y las instituciones académicas fue esencial. Esto ocurrió durante un período de gran censura y represión cultural en España.
En 1941 publicó “Alondra de verdad”. Integró la Real Academia Española, desde 1947. En 1953 recibió el premio “Ciudad de Barcelona”.
“Égloga a Antonio Bienvenida” data del año 1956, siendo del mismo año, “Paisaje con figuras”. En 1959 fue premiado con el “Ciudad de Sevilla”. En 1960 se destacó por “Canciones a Violante”. En 1961 fue galardonado con el Premio March. Junto a Jorge Luis Borges fue premiado con el “Cervantes” en 1979.
A los 90 años de edad, falleció en Madrid el 8 de julio de 1987. En febrero de 2011, la diputación de Soria ha reeditado su poemario “Soria sucedida” con mil ejemplares.