El novelista histórico Abel Alarcón nació en 1881 en La Paz (Bolivia). Estudió Derecho en la Universidad de La Paz, graduándose en 1903, ocupando en esa Casa de Estudios, a posteriori, el cargo de Secretario; siendo profesor de Castellano y Literatura en Bolivia y Chile. Durante su tiempo en Chile, Alarcón se destacó por su aporte a la educación literaria, colaborando con académicos locales y participando en conferencias sobre literatura latinoamericana. Su trabajo ayudó a fortalecer los lazos culturales entre Bolivia y Chile y dejó un impacto duradero en sus estudiantes. En la Universidad de California se hizo cargo de la cátedra de Literatura Española. Ocupó en su país la banca de Senador, y fue Director de la Biblioteca y el Archivo Nacional. La Academia Boliviana de Lengua lo tuvo como Secretario. La obra de Alarcón influyó profundamente en la literatura boliviana contemporánea, sirviendo de inspiración para escritores como Óscar Cerruto y Adela Zamudio. Su enfoque en temas históricos y sociales resonó en los movimientos literarios más tarde, promoviendo una identidad cultural boliviana rica y compleja.
Además de novelista fue poeta de rimas dulces y simples, traductor, periodista y ensayista. Entre sus obras se destacan “Pupilas y cabelleras” publicada en 1904; “De mi tierra y de mi alma” de 1906, y “El imperio del Sol…” de 1910. “En la Corte de Yahuar Huácac” apareció en 1915 siendo una gran novela histórica; en 1926 se publicó “California la bella”, novela donde relató la condición de los trabajadores mineros bolivianos, y diez más tarde publicó una obra poética: “Relicario”.
En 1935 se conoció una historia novelada que llamó “Érase una vez” donde recreó el Potosí de los siglos XVI y XVII, reviviendo con cierto humor, no solo su historia sino también su lengua, evocando algunas frases hechas; y en 1936, “Cuentos del viejo Alto Perú”. En 1948 publicó “A los genios del siglo de Oro”. En su novela “El Precursor” expuso la vida de José Alonso de Ibáñez, caudillo enrolado en el bando de las vicuñas en el enfrentamiento con los vascos, dueños de todas las riquezas del Alto Perú. Falleció en 1954.