Jorge Manrique

Jorge Manrique nació alrededor del año 1440 en un señorío familiar ubicado en Paredes de Nava (Palencia). Las letras y las armas formaron parte de su herencia familiar, ya que era hijo de Don Rodrigo Manrique, primer Conde de Paredes de Nava, maestre de la Orden de Santiago, gran poeta que escribió romances, canciones y villancicos octosílabos, con una actitud elegíaca hacia la vida. Fue su tío Don Gómez Manrique, que fue según Menéndez Pelayo uno de los más grandes poetas del siglo XV.

En el año 1476 falleció su padre y no mucho más tarde su madre. Se instruyó en las artes militares y estudió Humanidades. Su acción guerrera adquierió notoriedad con el asedio al castillo de Montizón y luchó a favor de la reina Isabel. El 24 de abril de 1479 fue herido mortalmente ante el castillo de Garci Muñoz, en Cuenca, al defender el campo de Calatrava (comarca de La Mancha) en tierras de propiedad del marqués de Villena.

Su breve producción literaria (48 obras) ubicadas entre la época medieval y la renacentista, sin demasiadas ataduras a la rima, de lenguaje sencillo, sobrio, puede agruparse de acuerdo a sus temas en:

a) Poemas sentimentales como “Castillo de Amor”, “La Profesión que hizo en la Orden de Amor”, “Sin Dios, sin vos y sin mí”, “Escala de Amor” y “Es una muerte escondida”.
b) Poemas satíricos: de contenido atrevido, burlón e irónico como “Convite que se hizo a su madrastra” o “Coplas a una beoda”.
c) Poemas elegíacos: son escritos en forma de copla haciendo alusión a lo efímero, y pasajero de la vida y los placeres y bienes materiales. Así menciona entre estas cosas fugaces al placer, el poder, las riquezas y el linaje.

Entre estas reflexiones sobre la vida y su rápido paso y desaparición, se destacó sin lugar a dudas el canto fúnebre que compuso en honor a su progenitor las “Coplas a la muerte de mi padre” son el doloroso elogio de un hijo, escrito en coplas de pie quebrado, con rima consonante, ubicadas en la época medieval, propias de la lírica cortesana, concibiendo a la vida como un paso hacia la muerte. Sin embargo, se observan algunos elementos renacentistas, al hacer alusión a ciertos placeres de la existencia, y a perpetuarse a través de la ejemplaridad y la fama bien ganadas. Concluye su elegía con gratitud y resignación cristiana. Fueron publicadas en Sevilla en el año 1494.

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